Preludio
Jamás una estrella acaricia esta tierra con su poética luz cargada de misterios, ni tampoco el sol envía aquí sus cálidos rayos de vida. Ésta es la Antípoda Oscura, el mundo secreto debajo de la resplandeciente superficie de los Reinos Olvidados, cuyo cielo es un techo de fría piedra, y cuyas paredes muestran la tumefacción de la muerte a la luz de las antorchas de los insensatos habitantes de la superficie que bajan hasta aquí. Éste no es su mundo, el mundo de la luz. La mayoría de los que vienen sin ser invitados nunca regresan.
Aquellos que consiguen escapar y retornan a la seguridad de sus hogares en la superficie, vuelven transformados. Sus ojos han visto las sombras y las tinieblas, la condena inevitable de la Antípoda Oscura.
Sombríos pasillos recorren el reino oscuro en trazados sinuosos, conectando las cavernas grandes con las pequeñas, los techos altos con los bajos. Montículos de piedra afilados como los dientes de un dragón dormido se ciernen amenazadores o se alzan para cerrar el paso a los intrusos.
Aquí reina el silencio, profundo y agorero, el silencio de un depredador agazapado. Demasiado a menudo, el único sonido que perciban los viajeros en la Antípoda Oscura, el único indicio de que no han perdido el sentido del oído, es el distante goteo del agua, que resuena en las cavernas como el latido del corazón de una bestia, mientras el líquido se escurre entre las silentes piedras hasta los estanques de agua helada en las profundidades de la Antípoda Oscura. Lo que hay debajo de la inmóvil superficie de éstos, negro como el ónice, es algo que sólo se puede adivinar. Qué secretos esperan a los valientes, qué secretos esperan a los insensatos, es algo que sólo la imaginación puede revelar... hasta que la quietud se perturba.
Ésta es la Antípoda Oscura.
Aquí también hay islas de vida, ciudades tan grandes como muchas de las existentes en la superficie. Al final de cualquiera de las innumerables vueltas y revueltas en la piedra gris, el viajero puede encontrarse de pronto en el linde de una de estas ciudades, que ofrecen un sorprendente contraste con la soledad de los pasillos. Pero estos lugares no son un refugio; únicamente un viajero estúpido podría pensar semejante cosa. Son el hogar de las razas más malvadas de todos los Reinos, entre las cuales figuran los duergars, los kuo-toas y los drows.
En una de estas cavernas, de tres kilómetros de ancho y trescientos metros de altura, se alza Menzoberranzan, un monumento a la gracia letal que caracteriza a la raza de los elfos drows. Según los cánones de éstos, no es una gran ciudad, pues sólo veinte mil elfos oscuros viven en ella. Allí, donde en épocas pasadas no había más que una caverna poblada de estalactitas y estalagmitas toscamente esculpidas, ahora hay hilera tras hilera de castillos tallados que vibran con el silencioso resplandor de la magia. La ciudad es perfecta en sus formas, y ni una sola piedra conserva su contorno natural. Sin embargo, esta sensación de orden y control no es más que una cruel fachada, un engaño que oculta el caos
y la vileza que gobierna el corazón de los elfos oscuros. Al igual que sus ciudades, son gente hermosa, grácil y delicada, de rasgos angulosos y sobrecogedores.
Temibles entre los más temibles, son los que gobiernan en este mundo sin ley, y las demás razas observan cautelosamente su paso, pues incluso la belleza palidece ante la espada de un elfo oscuro. Ésta es la Antípoda Oscura, el valle de la muerte, la tierra de las pesadillas sin nombre. Y los drows son los supervivientes.
Política Drow
Posición social: en todo el mundo de los drows, no hay una palabra más importante. Es el ansia de su religión —la nuestra—, lo que mueve cada fibra de su anhelante corazón. La ambición domina al sentido común y la compasión es objeto de desprecio, todo en nombre de Lloth, la reina araña.
El ascenso al poder en la sociedad drow es un sencillo proceso de eliminación. La reina araña es una deidad del caos, y tanto ella como sus sacerdotisas, las auténticas gobernantes del mundo drow, no miran con desagrado a los individuos ambiciosos armados con dagas envenenadas.
Desde luego, hay reglas de comportamiento, pues toda sociedad debe jactarse de poseerlas.
Cometer abiertamente un asesinato o provocar una guerra da lugar a un simulacro de justicia, y las sentencias dictadas en nombre de la justicia drow son implacables. En cambio, clavar una daga en la espalda de un rival en medio del caos de la batalla más importante, o en las discretas sombras de un callejón, es algo aceptable, incluso aplaudido. La investigación no es el fuerte de la justicia drow. Nadie se preocupa de averiguar nada.
La posición social es el medio del que se vale Lloth para incrementar el caos, para lograr que sus «hijos» drows sean sus propios carceleros. ¿Hijos? Mejor sería decir peones, peleles de la reina araña, títeres movidos por los imperceptibles pero irrompibles hilos de su tela. Todos trepan por la escalera de la reina araña; todos ambicionan proporcionarle placer, y todos caen ante los que ambicionan proporcionarle placer.
La posición social es la paradoja del mundo de mi gente, el límite de nuestro poder dentro del ansia de poder. Se llega a ella mediante la traición, y aquellos que lo consiguen quedan expuestos a la traición. Los más poderosos de Menzoberranzan pasan sus días vigilando sus espaldas, para defenderse de las dagas que acechan detrás de ellos.
Por lo general, la muerte les llega de cara.
DRIZZT DO'URDEN
Jamás una estrella acaricia esta tierra con su poética luz cargada de misterios, ni tampoco el sol envía aquí sus cálidos rayos de vida. Ésta es la Antípoda Oscura, el mundo secreto debajo de la resplandeciente superficie de los Reinos Olvidados, cuyo cielo es un techo de fría piedra, y cuyas paredes muestran la tumefacción de la muerte a la luz de las antorchas de los insensatos habitantes de la superficie que bajan hasta aquí. Éste no es su mundo, el mundo de la luz. La mayoría de los que vienen sin ser invitados nunca regresan.
Aquellos que consiguen escapar y retornan a la seguridad de sus hogares en la superficie, vuelven transformados. Sus ojos han visto las sombras y las tinieblas, la condena inevitable de la Antípoda Oscura.
Sombríos pasillos recorren el reino oscuro en trazados sinuosos, conectando las cavernas grandes con las pequeñas, los techos altos con los bajos. Montículos de piedra afilados como los dientes de un dragón dormido se ciernen amenazadores o se alzan para cerrar el paso a los intrusos.
Aquí reina el silencio, profundo y agorero, el silencio de un depredador agazapado. Demasiado a menudo, el único sonido que perciban los viajeros en la Antípoda Oscura, el único indicio de que no han perdido el sentido del oído, es el distante goteo del agua, que resuena en las cavernas como el latido del corazón de una bestia, mientras el líquido se escurre entre las silentes piedras hasta los estanques de agua helada en las profundidades de la Antípoda Oscura. Lo que hay debajo de la inmóvil superficie de éstos, negro como el ónice, es algo que sólo se puede adivinar. Qué secretos esperan a los valientes, qué secretos esperan a los insensatos, es algo que sólo la imaginación puede revelar... hasta que la quietud se perturba.
Ésta es la Antípoda Oscura.
Aquí también hay islas de vida, ciudades tan grandes como muchas de las existentes en la superficie. Al final de cualquiera de las innumerables vueltas y revueltas en la piedra gris, el viajero puede encontrarse de pronto en el linde de una de estas ciudades, que ofrecen un sorprendente contraste con la soledad de los pasillos. Pero estos lugares no son un refugio; únicamente un viajero estúpido podría pensar semejante cosa. Son el hogar de las razas más malvadas de todos los Reinos, entre las cuales figuran los duergars, los kuo-toas y los drows.
En una de estas cavernas, de tres kilómetros de ancho y trescientos metros de altura, se alza Menzoberranzan, un monumento a la gracia letal que caracteriza a la raza de los elfos drows. Según los cánones de éstos, no es una gran ciudad, pues sólo veinte mil elfos oscuros viven en ella. Allí, donde en épocas pasadas no había más que una caverna poblada de estalactitas y estalagmitas toscamente esculpidas, ahora hay hilera tras hilera de castillos tallados que vibran con el silencioso resplandor de la magia. La ciudad es perfecta en sus formas, y ni una sola piedra conserva su contorno natural. Sin embargo, esta sensación de orden y control no es más que una cruel fachada, un engaño que oculta el caos
y la vileza que gobierna el corazón de los elfos oscuros. Al igual que sus ciudades, son gente hermosa, grácil y delicada, de rasgos angulosos y sobrecogedores.
Temibles entre los más temibles, son los que gobiernan en este mundo sin ley, y las demás razas observan cautelosamente su paso, pues incluso la belleza palidece ante la espada de un elfo oscuro. Ésta es la Antípoda Oscura, el valle de la muerte, la tierra de las pesadillas sin nombre. Y los drows son los supervivientes.
Política Drow
Posición social: en todo el mundo de los drows, no hay una palabra más importante. Es el ansia de su religión —la nuestra—, lo que mueve cada fibra de su anhelante corazón. La ambición domina al sentido común y la compasión es objeto de desprecio, todo en nombre de Lloth, la reina araña.
El ascenso al poder en la sociedad drow es un sencillo proceso de eliminación. La reina araña es una deidad del caos, y tanto ella como sus sacerdotisas, las auténticas gobernantes del mundo drow, no miran con desagrado a los individuos ambiciosos armados con dagas envenenadas.
Desde luego, hay reglas de comportamiento, pues toda sociedad debe jactarse de poseerlas.
Cometer abiertamente un asesinato o provocar una guerra da lugar a un simulacro de justicia, y las sentencias dictadas en nombre de la justicia drow son implacables. En cambio, clavar una daga en la espalda de un rival en medio del caos de la batalla más importante, o en las discretas sombras de un callejón, es algo aceptable, incluso aplaudido. La investigación no es el fuerte de la justicia drow. Nadie se preocupa de averiguar nada.
La posición social es el medio del que se vale Lloth para incrementar el caos, para lograr que sus «hijos» drows sean sus propios carceleros. ¿Hijos? Mejor sería decir peones, peleles de la reina araña, títeres movidos por los imperceptibles pero irrompibles hilos de su tela. Todos trepan por la escalera de la reina araña; todos ambicionan proporcionarle placer, y todos caen ante los que ambicionan proporcionarle placer.
La posición social es la paradoja del mundo de mi gente, el límite de nuestro poder dentro del ansia de poder. Se llega a ella mediante la traición, y aquellos que lo consiguen quedan expuestos a la traición. Los más poderosos de Menzoberranzan pasan sus días vigilando sus espaldas, para defenderse de las dagas que acechan detrás de ellos.
Por lo general, la muerte les llega de cara.
DRIZZT DO'URDEN
El Despertar de Lezard
Capitulo I
Capitulo I
Se podría decir que la vida de un Drow comienza en las llamas del infierno, Para Lezard ese infierno fue la Antípoda Oscura, todo comienza en la primea casa de Menzoberranzan, La *casa Baenre, la primera de las 36 casas que aun se mantienen en pie.
Lezard había llegado al mundo destinado a morir, ya que su madre la Matrona Veltris Baenre decidió darle en sacrificio para satisfacer a la Reina Araña Loth y así poder obtener mas de sus “bendiciones”… Sin embargo… mientras el frió metal de la daga de sacrificios atravesaba el pecho del recién nacido y se escuchaba las expresiones de satisfacción de los hermanos del condenado Lezard, una explosión se produjo a las afueras del palacio real… La Matrona Veltris enfurecida detuvo el ritual y salio a ver que era lo que realmente sucedía, se llevo una gran sorpresa al llegar a la ventana que daba directo al patio principal, una de las casas menores de Menzoberranzan se había levantado en armas enconara de la casa Baenre… Se trataba de la Familia Do`Urden, Actualmente la casa numero 5 de Menzoberranzan… El caos se apodero de la casa Baenre, los soldados con la mayor rapidez posible se dirigieron a defender la casa… Poco a poco las llamas comenzaron a surgir en la palacio Baenre, la batalla se había alargado durante horas y horas, pero aun no había un claro ganador. El combate entre las sacerdotisas y los guerreros drow era un espectáculo sin igual, aspadazos a diestra y sinistras chocaban entre si, bolas de oscuridad volaban por los aires con la intención de cegar a los inmundos trasgos, orcos y trolls que se encontraban como esclavos batallando obligados por el control mental de cada una de las matronas…
Mientras tanto en la sala de sacrificios Lezart lloraba sin parar debido al insoportable dolor que le provocaba la profunda puñalada hecha por su madre Veltris, el pecho le sangraba sin parar y poco a poco los latidos de su corazón se iban aminorando, pero el pequeño elfo de ojos rojos se aferro con todas sus fuerzas a la vida, esto estaba recién comenzando para él y terminar como uno más de los perversos drow s algo que más adelante jamás permitiría…
De pronto unos pasos comenzaron a sentirse en la sala, hace unos momentos todos habían salido y solo Lezard se había quedado en una urna de jade que ahora botaba goterones de sangre… Unas manos alzaron al pequeño Lezard por los aires, unas manos finas y muy bien adornada con hermosas joyas, se trataba de Vierna Do Urden, Matrona de la casa Do Urden y a quien muchos hasta ahora creían muerta… Vierna miro fijamente a los ojos de Lezard, esas rojas pupilas que revelaban la lucha por la vida en la cual se encontraba el pequeño Drow…
-No te preocupes pequeño, Seguiras permaneciendo en la primera de las casas de Menzoberranzan- Dijo la Matrona Do Urden junto a una siniestra sonrisa…
* Las casas que se señalan en la narración, en realidad son verdaderos palacios muy bien preparados para el combate.
Lezard había llegado al mundo destinado a morir, ya que su madre la Matrona Veltris Baenre decidió darle en sacrificio para satisfacer a la Reina Araña Loth y así poder obtener mas de sus “bendiciones”… Sin embargo… mientras el frió metal de la daga de sacrificios atravesaba el pecho del recién nacido y se escuchaba las expresiones de satisfacción de los hermanos del condenado Lezard, una explosión se produjo a las afueras del palacio real… La Matrona Veltris enfurecida detuvo el ritual y salio a ver que era lo que realmente sucedía, se llevo una gran sorpresa al llegar a la ventana que daba directo al patio principal, una de las casas menores de Menzoberranzan se había levantado en armas enconara de la casa Baenre… Se trataba de la Familia Do`Urden, Actualmente la casa numero 5 de Menzoberranzan… El caos se apodero de la casa Baenre, los soldados con la mayor rapidez posible se dirigieron a defender la casa… Poco a poco las llamas comenzaron a surgir en la palacio Baenre, la batalla se había alargado durante horas y horas, pero aun no había un claro ganador. El combate entre las sacerdotisas y los guerreros drow era un espectáculo sin igual, aspadazos a diestra y sinistras chocaban entre si, bolas de oscuridad volaban por los aires con la intención de cegar a los inmundos trasgos, orcos y trolls que se encontraban como esclavos batallando obligados por el control mental de cada una de las matronas…
Mientras tanto en la sala de sacrificios Lezart lloraba sin parar debido al insoportable dolor que le provocaba la profunda puñalada hecha por su madre Veltris, el pecho le sangraba sin parar y poco a poco los latidos de su corazón se iban aminorando, pero el pequeño elfo de ojos rojos se aferro con todas sus fuerzas a la vida, esto estaba recién comenzando para él y terminar como uno más de los perversos drow s algo que más adelante jamás permitiría…
De pronto unos pasos comenzaron a sentirse en la sala, hace unos momentos todos habían salido y solo Lezard se había quedado en una urna de jade que ahora botaba goterones de sangre… Unas manos alzaron al pequeño Lezard por los aires, unas manos finas y muy bien adornada con hermosas joyas, se trataba de Vierna Do Urden, Matrona de la casa Do Urden y a quien muchos hasta ahora creían muerta… Vierna miro fijamente a los ojos de Lezard, esas rojas pupilas que revelaban la lucha por la vida en la cual se encontraba el pequeño Drow…
-No te preocupes pequeño, Seguiras permaneciendo en la primera de las casas de Menzoberranzan- Dijo la Matrona Do Urden junto a una siniestra sonrisa…
* Las casas que se señalan en la narración, en realidad son verdaderos palacios muy bien preparados para el combate.
Espadas y Mentiras
Capitulo II
Capitulo II
La Academia
La Academia es la propagación de las mentiras que mantienen unida a la sociedad drow; la concreción final de todas las falsedades, repetidas tantas veces que suenan como ciertas frente a cualquier prueba de lo contrario. Las lecciones que aprenden los jóvenes drows acerca de la verdad y la justicia son refutadas con tanta claridad por la vida de cada día en la malvada Menzoberranzan que resulta difícil comprender cómo nadie puede creerlas. Sin embargo, es así.
Lezard Valenth
El joven Lezard creció junto a la Familia Do Urden, la Ahora primera casa de Menzoberranzan, creyendo que esa era su original familia. Junto a la matrona Vierna Do Urden, Lezard logro desarrollarse como drow muy rápidamente, la matrona de la casa primera deseaba convertir al joven elfo oscuro en un gran mago de la Antípoda Oscura, sin embargo el pequeño drow siempre estuvo interesado en el arte del combate, su habilidad para jugar con palos de madera haciéndoles pasar como armas era sorprendente, la matrona no pudo dejar pasar por alto este detalle y recordando nostálgicamente a su hermano Drizzt permitió que el joven drow persiguiese lo que deseaba.
Lezard fue llevado a la Academia Drow a muy temprana edad, aquí logro transformarse en un verdadero combatiente con dos armas bastardas, su habilidad estremeció los recuerdos de los habitantes de Menzoberranzan, muchos evocaban los recuerdos de aquel elfo traidor que dejo la Antípoda Oscura escupiendo en la cara de la diosa araña, Loth, a pesar de eso nadie podían negar la buena habilidad de aquel sujeto ocupando dos cimitarras, y aquel joven Lezard se le parecía bastante, con la única excepción que este utilizaba Bastardas…
El Joven Lezard era un Drow muy despierto, no dejaba pasar por alto ningún detalle a su alrededor, tratando siempre de poner atención en todo de su vida. Esto se veía demostrado bastante en las clases que tenia en la academia Drow, donde el joven estudiante cuestionaba cada una de sus enseñanzas, cosa que los profesores no pasaban por alto y la ola de castigos se venia de inmediato (por lo general latigazos al cuerpo durante treinta minutos, un castigo no tan brutal comparado con otros un poco más mortales en la infraoscuridad)
Así pasó durante muchos años el joven Lezard, educándose con mentiras por doquier, La Academia inculcaban un profundo odio hacia los elfos de la superficie y todo el ser que ahí se encontraba… sin embargo Lezard siempre cuestiono esas enseñanzas, y enfoco su tiempo en el entrenamiento del combate.
La Academia es la propagación de las mentiras que mantienen unida a la sociedad drow; la concreción final de todas las falsedades, repetidas tantas veces que suenan como ciertas frente a cualquier prueba de lo contrario. Las lecciones que aprenden los jóvenes drows acerca de la verdad y la justicia son refutadas con tanta claridad por la vida de cada día en la malvada Menzoberranzan que resulta difícil comprender cómo nadie puede creerlas. Sin embargo, es así.
Lezard Valenth
El joven Lezard creció junto a la Familia Do Urden, la Ahora primera casa de Menzoberranzan, creyendo que esa era su original familia. Junto a la matrona Vierna Do Urden, Lezard logro desarrollarse como drow muy rápidamente, la matrona de la casa primera deseaba convertir al joven elfo oscuro en un gran mago de la Antípoda Oscura, sin embargo el pequeño drow siempre estuvo interesado en el arte del combate, su habilidad para jugar con palos de madera haciéndoles pasar como armas era sorprendente, la matrona no pudo dejar pasar por alto este detalle y recordando nostálgicamente a su hermano Drizzt permitió que el joven drow persiguiese lo que deseaba.
Lezard fue llevado a la Academia Drow a muy temprana edad, aquí logro transformarse en un verdadero combatiente con dos armas bastardas, su habilidad estremeció los recuerdos de los habitantes de Menzoberranzan, muchos evocaban los recuerdos de aquel elfo traidor que dejo la Antípoda Oscura escupiendo en la cara de la diosa araña, Loth, a pesar de eso nadie podían negar la buena habilidad de aquel sujeto ocupando dos cimitarras, y aquel joven Lezard se le parecía bastante, con la única excepción que este utilizaba Bastardas…
El Joven Lezard era un Drow muy despierto, no dejaba pasar por alto ningún detalle a su alrededor, tratando siempre de poner atención en todo de su vida. Esto se veía demostrado bastante en las clases que tenia en la academia Drow, donde el joven estudiante cuestionaba cada una de sus enseñanzas, cosa que los profesores no pasaban por alto y la ola de castigos se venia de inmediato (por lo general latigazos al cuerpo durante treinta minutos, un castigo no tan brutal comparado con otros un poco más mortales en la infraoscuridad)
Así pasó durante muchos años el joven Lezard, educándose con mentiras por doquier, La Academia inculcaban un profundo odio hacia los elfos de la superficie y todo el ser que ahí se encontraba… sin embargo Lezard siempre cuestiono esas enseñanzas, y enfoco su tiempo en el entrenamiento del combate.
El corazón de un Drow
Capitulo III
Capitulo III
Elendril
Quien hubiese pensado que el Corazón de un Drow no estaba totalmente hundido en las tinieblas, Si no hubiese sido por Elendril a lo mejor aun seguiría en la Antípoda Oscura, aun seguiría en ese infierno conocido como Menzoberranzan. La verdad es que aun no puedo creer que en tan solo un instante haya decidido dejar atrás toda una vida por la elfa llamada Elendril…
Puede ser que ella jamás confié en alguien como yo e incluso jamás se digne a dirigirme la palabra para otra cosa que no sea insultarme… pero la entiendo, es por eso que no me queda mas que decirte, Gracias… Gracias Elendril por liberarme de las cadenas de una sociedad perversa como es la sociedad Drow…
Gracias…
Lezard Valenth
Los jóvenes drow de la Academia de Menzoberranza llevaban el tiempo suficiente para que se les asignaran misiones realmente peligrosas, cosas como eliminar basiliscos que amenazaban el territorio Drow, Asesinar a los enanos de las profundidades que se atrevían a venir al territorio drow a trabajar minerales, Enfrentarse contra bandas de LIch que buscaban mano de obra de calidad… pero ninguna de estas misiones se comparaban con la que se les asigno un día sin previo aviso… Una excursión a la superficie para acabar con unos cuantos elfos y humanos... Una mision de tal magnitud solo se le asignaban a grupos realmente poderosos, y para suerte de Lezard el fue considerado en uno de los grupos… <<Al fin conoceré que hay mas allá de estos muros… al fin acabare con unos cuantos elfos de la superficie>> todo era muy emocionante para el joven drow…
Los grupos estaban conformados de 2 Sacerdotisas de la casa Do Urden y 12 guerreros Drow. El viaje para llegar a la superficie demoro 2 semanas y en este tiempo todos hablaban de “la aterradora bola de fuego que se extendía en el cielo, una bola del mal que segaba a todo aquel que la viese”, la verdad es que muchos en el grupo temían bastante a este fenómeno, pero se aliviaron más al escuchar que llegaría un momento donde las sombras se cernirían en el horizonte y llegaría algo llamado “noche” que les permitiría salir con tranquilidad…
Después de un viaje con bastantes obstáculos y enemigos habían logrado llegar a la superficie, como las Sacerdotisas habían predicho la bola de fuego conocida como sol estaba en el cielo, los drow pudieron contemplar la escena solo un instante ya que luego el dolor era insoportable lo que les hizo volver a las sombras… sin embargo hubo alguien que se quedo más tiempo.. Lezard contemplo maravillado la escena, aunque el dolor no era menor consideraba todo ese espectáculo como algo realmente bello, un pensamiento que quiso guardarlo para no obtener burlas de los demás… luego volvió con su grupo y tratando de aparentar repudio dijo: -Una escena realmente horrible, algo que nunca más desearía vivir”- estas palabras fueron seguidas por una leve sonrisa que delataba sus verdaderos pensamientos, por suerte y para el las Sacerdotisas estaban muy ocupadas elogiando la Antípoda Oscura, de no ser así la ola de latigazos hubiesen llegado por más de media hora…
La noche había llegado, y la hora de realizar la misión de ataque estaba apunto de ocurrir… -Atacaremos una aldea de Elfos, quiero que ataquen a todo lo que se mueva y no dejen ni un rastro de vida, confió en ustedes- Dijo la Sacerdotisa de mayor rango, Lezard por su lado trato de levantar quejas, no caía por su cabeza acabar también con los bebes elfos, pero ya era muy tarde el ataque había comenzado…
El centro del caos era una pequeña aldea de elfos en el “Bosque Alto” de los reinos, Lezard comenzó a batallar con un grupo de guerreros elfos que trataban de defender a un pequeño grupo de niños, Lezard solo tenia pensado acabar con los guerreros, pero una vez que les venció los demás del grupo Drow se abalanzaron como pirañas en contra de los horrorizados niños… en unos cuantos minutos ya toda la aldea había sido destruida y al parecer todos habían muerto, mientras que el grupo de drows no se habia llevado ninguna baja… Lezard aun estaba paralizado con la escena de los niños muriendo… No podía entender, ni razonar nada ya que se encontraba en un estado de shock…
De pronto cuando los drow ya se marchaban e intentaban volver en si a Lezard una voz agonizante se alzo en el campo…
-!!NO ELENDRIL NO VALLAS¡¡ solo …- De pronto se percataron que una elfa seguía viva, una muchacha muy bien equipada para el combate dispuesta a morir en ese campo de batalla… ¿He dicho batalla?, masacre seria mas adecuado… en unos cuantos movimientos dos de los drow del grupo la derribaron, mientras que un tercero se disponía a matarla… en ese mismo instante los ojos de la elfa se cruzaron con los de Lezard, un segundo que pareció una eternidad y sin titubear Lezard derribo a sus tres compañeros… Los derribo degollados… Los demás del grupo Drow quedaron atónitos con tal escena, para que unos segundos después se alzaran en contra del joven Lezard… Una acción suicida que llevo a la muerte de la totalidad del grupo Drow, Solo Lezard quedaba en pie junto a la muchacha… Intento ayudarle a ponerse de pie pero esta se negro, en los ojos de la elfa había odio, ansias de venganza… Mientras que en los rojos ojos de Lezard solo había confusión, y algo que le impedía dejar de mirar a la elfa… Lezard trato de decir algo pero la muchacha no se lo permitió, y se abalanzo en contra del joven elfo oscuro… Lezard no deseba pelear, y no lo haría por lo que decidió salir del lugar… huir de ahí antes que sus instintos de lucha acabaran con otra vida…
Quien hubiese pensado que el Corazón de un Drow no estaba totalmente hundido en las tinieblas, Si no hubiese sido por Elendril a lo mejor aun seguiría en la Antípoda Oscura, aun seguiría en ese infierno conocido como Menzoberranzan. La verdad es que aun no puedo creer que en tan solo un instante haya decidido dejar atrás toda una vida por la elfa llamada Elendril…
Puede ser que ella jamás confié en alguien como yo e incluso jamás se digne a dirigirme la palabra para otra cosa que no sea insultarme… pero la entiendo, es por eso que no me queda mas que decirte, Gracias… Gracias Elendril por liberarme de las cadenas de una sociedad perversa como es la sociedad Drow…
Gracias…
Lezard Valenth
Los jóvenes drow de la Academia de Menzoberranza llevaban el tiempo suficiente para que se les asignaran misiones realmente peligrosas, cosas como eliminar basiliscos que amenazaban el territorio Drow, Asesinar a los enanos de las profundidades que se atrevían a venir al territorio drow a trabajar minerales, Enfrentarse contra bandas de LIch que buscaban mano de obra de calidad… pero ninguna de estas misiones se comparaban con la que se les asigno un día sin previo aviso… Una excursión a la superficie para acabar con unos cuantos elfos y humanos... Una mision de tal magnitud solo se le asignaban a grupos realmente poderosos, y para suerte de Lezard el fue considerado en uno de los grupos… <<Al fin conoceré que hay mas allá de estos muros… al fin acabare con unos cuantos elfos de la superficie>> todo era muy emocionante para el joven drow…
Los grupos estaban conformados de 2 Sacerdotisas de la casa Do Urden y 12 guerreros Drow. El viaje para llegar a la superficie demoro 2 semanas y en este tiempo todos hablaban de “la aterradora bola de fuego que se extendía en el cielo, una bola del mal que segaba a todo aquel que la viese”, la verdad es que muchos en el grupo temían bastante a este fenómeno, pero se aliviaron más al escuchar que llegaría un momento donde las sombras se cernirían en el horizonte y llegaría algo llamado “noche” que les permitiría salir con tranquilidad…
Después de un viaje con bastantes obstáculos y enemigos habían logrado llegar a la superficie, como las Sacerdotisas habían predicho la bola de fuego conocida como sol estaba en el cielo, los drow pudieron contemplar la escena solo un instante ya que luego el dolor era insoportable lo que les hizo volver a las sombras… sin embargo hubo alguien que se quedo más tiempo.. Lezard contemplo maravillado la escena, aunque el dolor no era menor consideraba todo ese espectáculo como algo realmente bello, un pensamiento que quiso guardarlo para no obtener burlas de los demás… luego volvió con su grupo y tratando de aparentar repudio dijo: -Una escena realmente horrible, algo que nunca más desearía vivir”- estas palabras fueron seguidas por una leve sonrisa que delataba sus verdaderos pensamientos, por suerte y para el las Sacerdotisas estaban muy ocupadas elogiando la Antípoda Oscura, de no ser así la ola de latigazos hubiesen llegado por más de media hora…
La noche había llegado, y la hora de realizar la misión de ataque estaba apunto de ocurrir… -Atacaremos una aldea de Elfos, quiero que ataquen a todo lo que se mueva y no dejen ni un rastro de vida, confió en ustedes- Dijo la Sacerdotisa de mayor rango, Lezard por su lado trato de levantar quejas, no caía por su cabeza acabar también con los bebes elfos, pero ya era muy tarde el ataque había comenzado…
El centro del caos era una pequeña aldea de elfos en el “Bosque Alto” de los reinos, Lezard comenzó a batallar con un grupo de guerreros elfos que trataban de defender a un pequeño grupo de niños, Lezard solo tenia pensado acabar con los guerreros, pero una vez que les venció los demás del grupo Drow se abalanzaron como pirañas en contra de los horrorizados niños… en unos cuantos minutos ya toda la aldea había sido destruida y al parecer todos habían muerto, mientras que el grupo de drows no se habia llevado ninguna baja… Lezard aun estaba paralizado con la escena de los niños muriendo… No podía entender, ni razonar nada ya que se encontraba en un estado de shock…
De pronto cuando los drow ya se marchaban e intentaban volver en si a Lezard una voz agonizante se alzo en el campo…
-!!NO ELENDRIL NO VALLAS¡¡ solo …- De pronto se percataron que una elfa seguía viva, una muchacha muy bien equipada para el combate dispuesta a morir en ese campo de batalla… ¿He dicho batalla?, masacre seria mas adecuado… en unos cuantos movimientos dos de los drow del grupo la derribaron, mientras que un tercero se disponía a matarla… en ese mismo instante los ojos de la elfa se cruzaron con los de Lezard, un segundo que pareció una eternidad y sin titubear Lezard derribo a sus tres compañeros… Los derribo degollados… Los demás del grupo Drow quedaron atónitos con tal escena, para que unos segundos después se alzaran en contra del joven Lezard… Una acción suicida que llevo a la muerte de la totalidad del grupo Drow, Solo Lezard quedaba en pie junto a la muchacha… Intento ayudarle a ponerse de pie pero esta se negro, en los ojos de la elfa había odio, ansias de venganza… Mientras que en los rojos ojos de Lezard solo había confusión, y algo que le impedía dejar de mirar a la elfa… Lezard trato de decir algo pero la muchacha no se lo permitió, y se abalanzo en contra del joven elfo oscuro… Lezard no deseba pelear, y no lo haría por lo que decidió salir del lugar… huir de ahí antes que sus instintos de lucha acabaran con otra vida…
Soledad en las Sombras
Capitulo IV
Capitulo IV
La Superficie
Toda la gente me temía y huía de mí, en la superficie pase demasiado tiempo en la soledad de mis pensamientos, Aterrado cada noche por los recuerdos del pasado, los recuerdos de esa sociedad oscura que se haya bajo tierra… Creo que falto poco para que me volviese loco ahí en la superficie… De no ser por Alicia jama subiese encontrado el camino para salvarme… Ella fue la única que no me rechazo, la única me acepto como drow y me reconoció como quien realmente soy
Lezard Valenth
Después de ese trágico incidente Lezard vago por la superficie sin ningún Rumbo concreto, trataba de ser aceptado por las razas de la superficie, pero apenas le veían o Huía, o aparecían las armas para perseguirle… Lezard no deseaba pelear contra ellos sabiendo que en realidad no eran su enemigo, el único enemigo que en esos momentos tenia era el mismo. Lezard se alojo en unas cuevas durante mucho tiempo, años y años. Los problemas no se mantuvieron a un lado, si no que por el contrario, le seguían a donde fuera que se encontrase. Vivir en las montañas fue difícil para el joven Lezard.
Un día mientras trataba de pescar la cena en un río de las montañas se encontró con una humana, el encuentro fue bastante extraño según Lezard, ya que esta vez a diferencia de como solía ocurrir la muchacha no huyo, si no que mas bien se le acerco con intención de hablarle…Esta vez fue Lezard quien se alejo unos metros pensando que le deseaba dañar, pero al entender que las intenciones de la muchacha no eran malas se mantuvo alerta e intento acercársele también…
La muchacha se llamaba Alicia, una de las pocas paladina que aun quedaban en los reinos, la muchacha no había detectado maldad en Lezard por lo que no tubo temor al acercársele. Charlaron durante horas y horas, Lezard contó toda la historia de su vida mientras que Alicia solo se limitaba a escuchar y emitir profundas expresiones de asombro. Cuando el sol ya estaba por salir la charla tubo que llegar a su fin, situación que Lezard lamento con el dolor de su alma,…
Alicia se encontraba en una importante misión y no podía perder mas tiempo, pero antes de marcharse le comento a Lezard que ella conoció a otro elfos oscuro que había negado a los de su raza al igual como él lo hacia ahora, le comento que aquel drow llamado Drizzt aun seguía en algún lugar de los reinos luchando por los ideales que él creía correctos… la poca información animo demasiado a Lezard y le dio esperanzas de ser algún día aceptado en la sociedad de la superficie.
Después de eso solo vino un adiós junto con un “hasta pronto” por parte de ambos personajes.
Toda la gente me temía y huía de mí, en la superficie pase demasiado tiempo en la soledad de mis pensamientos, Aterrado cada noche por los recuerdos del pasado, los recuerdos de esa sociedad oscura que se haya bajo tierra… Creo que falto poco para que me volviese loco ahí en la superficie… De no ser por Alicia jama subiese encontrado el camino para salvarme… Ella fue la única que no me rechazo, la única me acepto como drow y me reconoció como quien realmente soy
Lezard Valenth
Después de ese trágico incidente Lezard vago por la superficie sin ningún Rumbo concreto, trataba de ser aceptado por las razas de la superficie, pero apenas le veían o Huía, o aparecían las armas para perseguirle… Lezard no deseaba pelear contra ellos sabiendo que en realidad no eran su enemigo, el único enemigo que en esos momentos tenia era el mismo. Lezard se alojo en unas cuevas durante mucho tiempo, años y años. Los problemas no se mantuvieron a un lado, si no que por el contrario, le seguían a donde fuera que se encontrase. Vivir en las montañas fue difícil para el joven Lezard.
Un día mientras trataba de pescar la cena en un río de las montañas se encontró con una humana, el encuentro fue bastante extraño según Lezard, ya que esta vez a diferencia de como solía ocurrir la muchacha no huyo, si no que mas bien se le acerco con intención de hablarle…Esta vez fue Lezard quien se alejo unos metros pensando que le deseaba dañar, pero al entender que las intenciones de la muchacha no eran malas se mantuvo alerta e intento acercársele también…
La muchacha se llamaba Alicia, una de las pocas paladina que aun quedaban en los reinos, la muchacha no había detectado maldad en Lezard por lo que no tubo temor al acercársele. Charlaron durante horas y horas, Lezard contó toda la historia de su vida mientras que Alicia solo se limitaba a escuchar y emitir profundas expresiones de asombro. Cuando el sol ya estaba por salir la charla tubo que llegar a su fin, situación que Lezard lamento con el dolor de su alma,…
Alicia se encontraba en una importante misión y no podía perder mas tiempo, pero antes de marcharse le comento a Lezard que ella conoció a otro elfos oscuro que había negado a los de su raza al igual como él lo hacia ahora, le comento que aquel drow llamado Drizzt aun seguía en algún lugar de los reinos luchando por los ideales que él creía correctos… la poca información animo demasiado a Lezard y le dio esperanzas de ser algún día aceptado en la sociedad de la superficie.
Después de eso solo vino un adiós junto con un “hasta pronto” por parte de ambos personajes.
Elendril
En aquel entonces aun había algo que me molestaba en mi corazón, desde que conocí a esa elfa llamada Elendril algo cambio en mi interior, no he podido dejar de pensar en ella, en esa oportunidad estuve tan cerca, pero aquel infeliz de Zefiros interfirió en el momento mas inoportuno…
Creo que estoy un poco celoso, pero como puede ser de otra manera si los sentimientos que nacieron aquel día jamás podrán ser borrados…
Lezard Valenth
Luego de la conversación con Alicia, Lezard quedo un poco mas tranquilo, busco en su interior que era lo que realmente deseaba y lo primero que se le vino a la mente fue el recuerdo de aquella elfa llamada Elendril, supo de inmediato que necesitaba volver a verla por lo que sin titubear fue tras ella. En su camino poco a poco fueron apareciendo pistas, tras pistas, los caminos iban de pueblo a ciudad, de ciudad a pueblo, siempre sigiloso con la intención de no ser reconocido para no tener problemas. La búsqueda fue larga, pasaron años sin tener mas que indicios en su camino hasta que llego el día que tanto había esperado… En un reino llamado Aguas Profundas la encontro, espero días para tener el momento preciso de hablar con ella… hasta que ese momento llego.
Sigiloso se desplazo a su lado y le susurro en el oído: -Por favor no huyas y no me ataques… por favor escúchame- La elfa en un movimiento fugas se puso en guardia, se percato de inmediato de quien se trataba, esos ojos rojos eran inolvidables para Elendril, la elfa se quedo quieta y alerta escuchando lo que el drow le tuviese que decir.
-Por Favor no pienses que soy como todos los elfos, y menos pienses que vengo aquí para algún confrontación… desde que te vi no he podido dejar de pensar en ti, es algo extraño que no puedo entender, tenia la necesidad urgente de volver a verte pero…- Elendril escuchaba cada una de las palabras de Lezard con mucha atención, pero todo fue interrumpido con el estrépito sonido del choque de espadas, alguien había atacado a Lezard pero los reflejos del drow eran inigualables por lo que rápidamente detubo el ataque… Se trataba de otro elfo de la superficie…
-Maldito Drow, Tu gente acabo con mi hogar y ahora me vengare acabando con tu vida… que importa si sabes de que hablo, pagaras por el solo hecho de ser un Drow- Grito enfurecido el elfo de la superficie –Elendril vete de aquí cuanto antes… ve a buscar ayuda… La muchacha bacilo unos instantes, al parecer las palabras de Lezard le habían llegado en realidad, pero no bastaron para que la muchacha hiciese lo que el elfo le había ordenado…
El combate entre Lezard y el elfo solo traía el sonido del metal al chocar, todos los ataques eran detenidos unos contra otro, ataque y bloqueo, ataque y esquiva… un estacazo directo pillo por sorpresa a Lezard, este se vio demasiado incomodo para esquivarlo o bloquearlo por lo que solo reacciono a mover el cuerpo… el ataque había impactado en el hombro, y el dolor fue tremendo pero no suficiente para detener al Drow… el elfo intento pillar nuevamente al drow por sorpresa con otra estocada, pero esta vez al corazón… Lezard rápidamente desvió el ataque con una defensa en cruz de sus espadas bastardas para luego contraatacar con un placaje y luego dos cortes horizontales que fueron a dar en las piernas del elfo… el combate se habia vuelto a favor de Lezard, pero repentinamente se sintieron los pasos de un tumulto acercándose a la batalla, pero Lezard aun tenia tiempo de dar el golpe de gracia, sin embargo no quiso hacerlo, si no que mas bien desarmo a su oponente y luego lo observo fijo a los ojos… Luego de eso se marcho para así no verse envuelto en problemas más serios. Lezard pensó que eso haría entender al elfo que el no era el enemigo, sin embargo se equivoco, esto no hizo mas que humillar al elfo…
Luego de aquel incidente Lezard se mantuvo alejado por precaución, de seguro y en aguas profundas le buscarían para saldar cuentas…
Pasado un tiempo Lezard volvió al reinado para poder hablar seriamente con aquella elfa, pero para su sorpresa ella no estaba en el reino y lo único que pudo averiguar fue que ella junta a un elfo y un humano viajaron a las profundidades de Bajomontañas… en realidad Lezard estaba enamorado sin incluso saberlo, por lo que seguiría a aquella elfa incluso al mismo infierno con tal de volver a verle…
Bajomontañas
Dicen que es un lugar aterrador y peligroso, pero que puedo hacer sabiendo que Elendril se encuentra ahí, puede que esta sea mi oportunidad para demostrarles que yo no soy lo que piensan… no se si lo consiga, pero estoy seguro que Bajomontañas no me detendrá… Ire a ese lugar y encontrare a Elendril… Aunque me cueste la vida.
Lezard Valenth
En aquel entonces aun había algo que me molestaba en mi corazón, desde que conocí a esa elfa llamada Elendril algo cambio en mi interior, no he podido dejar de pensar en ella, en esa oportunidad estuve tan cerca, pero aquel infeliz de Zefiros interfirió en el momento mas inoportuno…
Creo que estoy un poco celoso, pero como puede ser de otra manera si los sentimientos que nacieron aquel día jamás podrán ser borrados…
Lezard Valenth
Luego de la conversación con Alicia, Lezard quedo un poco mas tranquilo, busco en su interior que era lo que realmente deseaba y lo primero que se le vino a la mente fue el recuerdo de aquella elfa llamada Elendril, supo de inmediato que necesitaba volver a verla por lo que sin titubear fue tras ella. En su camino poco a poco fueron apareciendo pistas, tras pistas, los caminos iban de pueblo a ciudad, de ciudad a pueblo, siempre sigiloso con la intención de no ser reconocido para no tener problemas. La búsqueda fue larga, pasaron años sin tener mas que indicios en su camino hasta que llego el día que tanto había esperado… En un reino llamado Aguas Profundas la encontro, espero días para tener el momento preciso de hablar con ella… hasta que ese momento llego.
Sigiloso se desplazo a su lado y le susurro en el oído: -Por favor no huyas y no me ataques… por favor escúchame- La elfa en un movimiento fugas se puso en guardia, se percato de inmediato de quien se trataba, esos ojos rojos eran inolvidables para Elendril, la elfa se quedo quieta y alerta escuchando lo que el drow le tuviese que decir.
-Por Favor no pienses que soy como todos los elfos, y menos pienses que vengo aquí para algún confrontación… desde que te vi no he podido dejar de pensar en ti, es algo extraño que no puedo entender, tenia la necesidad urgente de volver a verte pero…- Elendril escuchaba cada una de las palabras de Lezard con mucha atención, pero todo fue interrumpido con el estrépito sonido del choque de espadas, alguien había atacado a Lezard pero los reflejos del drow eran inigualables por lo que rápidamente detubo el ataque… Se trataba de otro elfo de la superficie…
-Maldito Drow, Tu gente acabo con mi hogar y ahora me vengare acabando con tu vida… que importa si sabes de que hablo, pagaras por el solo hecho de ser un Drow- Grito enfurecido el elfo de la superficie –Elendril vete de aquí cuanto antes… ve a buscar ayuda… La muchacha bacilo unos instantes, al parecer las palabras de Lezard le habían llegado en realidad, pero no bastaron para que la muchacha hiciese lo que el elfo le había ordenado…
El combate entre Lezard y el elfo solo traía el sonido del metal al chocar, todos los ataques eran detenidos unos contra otro, ataque y bloqueo, ataque y esquiva… un estacazo directo pillo por sorpresa a Lezard, este se vio demasiado incomodo para esquivarlo o bloquearlo por lo que solo reacciono a mover el cuerpo… el ataque había impactado en el hombro, y el dolor fue tremendo pero no suficiente para detener al Drow… el elfo intento pillar nuevamente al drow por sorpresa con otra estocada, pero esta vez al corazón… Lezard rápidamente desvió el ataque con una defensa en cruz de sus espadas bastardas para luego contraatacar con un placaje y luego dos cortes horizontales que fueron a dar en las piernas del elfo… el combate se habia vuelto a favor de Lezard, pero repentinamente se sintieron los pasos de un tumulto acercándose a la batalla, pero Lezard aun tenia tiempo de dar el golpe de gracia, sin embargo no quiso hacerlo, si no que mas bien desarmo a su oponente y luego lo observo fijo a los ojos… Luego de eso se marcho para así no verse envuelto en problemas más serios. Lezard pensó que eso haría entender al elfo que el no era el enemigo, sin embargo se equivoco, esto no hizo mas que humillar al elfo…
Luego de aquel incidente Lezard se mantuvo alejado por precaución, de seguro y en aguas profundas le buscarían para saldar cuentas…
Pasado un tiempo Lezard volvió al reinado para poder hablar seriamente con aquella elfa, pero para su sorpresa ella no estaba en el reino y lo único que pudo averiguar fue que ella junta a un elfo y un humano viajaron a las profundidades de Bajomontañas… en realidad Lezard estaba enamorado sin incluso saberlo, por lo que seguiría a aquella elfa incluso al mismo infierno con tal de volver a verle…
Bajomontañas
Dicen que es un lugar aterrador y peligroso, pero que puedo hacer sabiendo que Elendril se encuentra ahí, puede que esta sea mi oportunidad para demostrarles que yo no soy lo que piensan… no se si lo consiga, pero estoy seguro que Bajomontañas no me detendrá… Ire a ese lugar y encontrare a Elendril… Aunque me cueste la vida.
Lezard Valenth
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